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martes, 9 de mayo de 2017




JAVIER DUARTE Y LA JUSTICIA MÉXICANA

Sinar Suárez Sánchez


La captura de Javier Duarte, en Guatemala se suma a la larga lista de personajes de poder público que han sido detenidos, tanto en México, como en otros otros países, exhibiendo con este hecho aún más a la muy desdibujada justicia mexicana. Entre quienes encabezan esta lista están los exgobernadores Humberto Moreira Valdez, Flavino Ríos Alavardo, Rodrigo Medina de la Cruz y Tomas Yarrington; si agregamos sus colaboradores cercanos de estos y a otros funcionarios menores de dependencias federales y estatales que han incurrido en faltas y se encuentran  en la misma situación, la lista se alarga interminablemente y aquí solo algunos nombre: Edgar Veytia, Mónica Andrea Roca Pérez, Francisco Valencia García, Arturo Bermudez Zurita, Mauricio Audirac Murillo, Celina Ocegera Parra, Valentin Cárdenas Leyva, Irving Rodolfo Olivarría Ezrre, Gabriel Gómez Martinez, Agustín Navarro Camarillo, Alejandro Espinoza Medina, Victor Mora Atilano, Gabriel Gómez Martínez, etc, etc.

     En cuanto a aquellos que se encuentran, acusados, señalados, procesados, sujetos a investigación y/o en calidad de prófugos están los exgobernadores Eugenio Hernández, de Tamaulipas; Luis Armando Reynoso Femat, de Aguas Calientes; Mario Anguiano Moreno, de Colima; Miguel Alonso Reyes, de Zacatecas Guillermo Padres, de Sonora; Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo; César Duarte Jáquez, de Chihuahua; Jorge Herrera Caldera, de Durango; Fausto Vallejo, de Michoacán; Rodrigo Medina de la Cruz, de Nuevo León, José Calzada Rovirosa, de Querétaro; Jorge Herrera Caldera, de Durango, entre otros. En la mayoría de casos se trata de apropiación indebida de recursos del erario público, actos de corrupción, combinado con otros hechos delictivos, De esta oprobiosa realidad de nuestro país, no quieren hacerse responsables ni el actual grupo en el poder, ni los partidos políticos, ni la cámara de Diputados, ni la Cámara de Senadores ni el Congreso de la Unión. En otras palabras, para los poderes de la república estos hechos parecen estar  dentro de la normalidad.

     Ante este panorama se aprecia como una farsa la existencia del sistema nacional anticorrupción (SNA) y las leyes que lo crean y se relacionan con este tema:

*Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción
*Ley General de Responsabilidades Administrativas
*Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa
*Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas de la Federación
*Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República
*Código Penal Federal
*Ley Orgánica de la Administración Pública Federal

     A estas deben sumarse los organismos, constituciones y legislaciones estatales, cuya aplicación y eficacia no se ve en ninguno de los casos citados

     De lo anterior lo que resulta verdaderamente grave es existencia de una cadena de complicidades que terminan en la burla de todos los controles institucionales de trasparencia, rendición de cuentas y aplicación debida de los recursos públicos; del sistema nacional contra la corrupción, como ya se mencionó. En la secuencia lógica de estos actos viles toca el turno a la justicia mexicana que no alcanza enjuiciar a los servidores públicos infractores, como lo mandata la constitución, los leyes, normas y reglamentos del servicio público. Lejos de la lógica y lo esperado por la sociedad mexicana, el sistema proporciona a los transgresores los medios para evadir la justicia que van desde la inacción, exoneración y hasta las facilidades para abandonar el país, escenario que nos ubica como unos de los países más corruptos del planeta ¡algo así como el paraíso de la impunidad! Países como Guatemala, España, Italia y los Estados Unidos se han dado la tarea de cumplir con las detenciones que corresponden a sistema judicial mexicano, pero a estos buenos gestos y eficientes oficios quedan sin efectos ante las prácticas de simulación en la aplicación de la justicia, un buen ejemplo de esto es el reciente caso del llamado Juez Porky

     Ante este agobiante panorama, la ciudadanía mexicana no sin temores, como consecuencia lógica de la manipulación mediática, el autoritarismo y los actos represivos que caracterizan al sexenio en curso,  vuelve con timidez su mirada hacia otros actores de la política nacional ante la cercanía de la elección presidencial del 2018 que se entrevé como un rayo de esperanza, se informa alternativamente, indaga, cuestiona, lanza preguntas en su entorno, se duele de su patria, saca conclusiones y permanece atenta mientras se acercan aún más los tiempos de las grandes definiciones. Por el contrario, los diversos grupos organizados existentes a lo largo y ancho del territorio nacional con mayor capacidad de análisis toman decisiones, se arriesgan, declaran, se adhieren y se vuelven partidarios de la causa de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en su largo recorrido por tiempo y el espacio por conseguir la victoria que le permita poner en marcha su proyecto de nación.

     En los últimos meses ha surgido un concierto de voces que sugieren a AMLO como un personaje no es tan malo, estas provienen de comunicadores, articulistas, comunistas y en algunos casos de editoriales de medios de comunicación que en otros tiempos satanizaron al tabasqueño siguiendo la pautas del sistema político mexicano. El cambio de opinión obedece sin duda alguna a la nada grata experiencia de pagar un altísimo precio por apoyar el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder presidencial con sus consecuencias desastrosas.

     En este recuento no debe de perderse de vista la crisis que el fenómeno AMLO provoca a otros institutos políticos. El más afectado por ahora es el Partido de la Revolución Democrática (PRD) cuyos militantes, presidentes municipales, líderes estatales, senadores, diputados federales y locales han abandonado al Sol Azteca por seguir la causa de  López Obrador, otros más han engrosado la fila del Morena. Le sigue el Partido Revolucionario Institucional que también empieza a experimentar la salida de legisladores, dirigentes y la desbandada permanente de militantes. Para el caso Acción Nacional deserción aun no es muy notoria, pero en Morena es más frecuente ver rostros albiazules.

     Finalmente debe ponerse atención sobre uso que el sistema quiera darle a la referida detención pues suena bastante sospechoso la espera de tiempos electorales para emitir la orden internacional de detención, dejando pasar deliberadamente varios meses, esto especialmente si se toma en cuenta el secreto a voces sobre la permanencia de Duarte Ochoa en el vecino país.
Publicado en número 67 de la Revista Cosmopolitik 
http://cosmo-politik.com/http://cosmo-politik.com/Articulos/Revista%2067/Javier%20Duarte%20y%20la%20Justicia%20Mexicana%20.pdf