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martes, 20 de octubre de 2009

Contra la judicialización de los medios

Contra la judicialización de los medios

A los ciudadanos, soberanos de México.

Diversas organizaciones ciudadanas y vecinales deploramos el editorial publicado por EL INFORMADOR el pasado viernes.

Marchas, manifestaciones, plantones, bloqueo de calles, cierre de carreteras, toma de tribunas; a veces en forma pacífica, otras con violencia... Este tipo de movimientos de inconformidad ciudadana y vecinal efectivamente se ha generalizado en todo el país, con razones justificadas.

Hablemos de Jalisco y de razones justificadas: los afectados ambientales del Río Santiago y de Temacapulín, la construcción de Arcediano, el proyecto Ciudadela, la aprobación del código urbano, el nombramiento a modo de todos los presidentes de los organismos ciudadanos (CEDH, IEPC, ITEI, CESJAL, PRODEUR), afectación de bosques y áreas protegidas, la opacidad en Congreso, partidos políticos y Universidad pública, movilidad integral sustentable, el chinguen a su madre.

No aceptamos la afirmación de que no tenemos mayor motivo que estar en contra de todo. Su análisis intenta estigmatizar la activación legítima; es una oda a la indiferencia y una invitación clara a más violencia.

Sabemos que partidos políticos e intereses económicos intentan permear lo ciudadano y vecinal. Su objetivo puede ser hacerse notar, buscar presencia mediática, lograr fines particulares. Sin embargo esto no es justificación para el uso de la fuerza bruta. Nos solidarizamos con los golpeados e ilegalmente detenidos vengan de donde vengan.

Ejemplos de legítima activación ya vimos, hay muchos, y la opinión pública sin duda, los recordará. Nuestra Carta Magna define antes de las garantías individuales, la Soberanía de la Nación, la cual pertenece a los ciudadanos (el pueblo). La incapacidad de los poderes del Estado y los niveles de gobierno para deliberar y consensuar las grandes decisiones que le urgen a Jalisco para vivir en armonía, prosperidad y sustentabilidad hace que muchos ciudadanos ejerzamos la soberanía.

Hemos intentado de todo: procesos legales impecables, participado en foros y mesas con propuestas concretas, diálogo con el legislativo y con académicos, hemos apelado a organismos nacionales e internacionales. Nada ha servido y podemos evidenciar decenas de ejemplos concretos. Decenas. La cancha en la que interactuamos políticos y ciudadanos está claramente desnivelada a su favor. Eso intensifica la protesta, se ejerce el legítimo uso del derecho a manifestarse, sin ninguna intención de afectar o lesionar a terceros. Culpable es quien en lugar de deliberación pública, golpea.

Es falso que en la mayoría de las protestas haya gente “profesional” de las manifestaciones y agitadores que lideran. Lo que buscan es desviar la atención ante lo inobjetable: Jalisco no va bien. Lo que daña a la sociedad es el secuestro de las decisiones públicas. Es inexplicable e inaceptable que un medio de comunicación tan tradicional invite a la autoridad a: que proceda, haciendo uso de sus facultades legales, para ponerles un freno y evitar así que continúen dañando a la sociedad.

Toda vez que El Informador difundió nombres de líderes sociales que le preocupan al gobierno del Estado, las asociaciones firmantes nos dirigimos a los actores políticos, económicos y sociales que nos preocupan a nosotros: Emilio González Márquez, Francisco Ramírez Acuña, Fernando Guzmán Pérez Peláez, Luis Carlos Nájera, , Herbert Taylor, Raúl Padilla López, Alfredo Barba Hernández, Guadalupe Madera Godoy, Rafael Yerena, Javier Gutiérrez Treviño, Carlos Álvarez del Castillo Gregory y quienes están supeditados a sus intereses. Son ustedes los que ejercen el poder real en el Estado. Ustedes tienen la obligación de detener la criminalización de la protesta y de abrir canales eficientes y permanentes de deliberación que permita a las ciudadanas y los ciudadanos participar en la construcción de lo público.

No habrá democracia plena sin medios de comunicación independientes. La obligación de todos es construir en paz. La espiral de represión debe parar de inmediato.

EMPRESARIOS CONTRA LA CLASE POLITICA

lunes, 19 de octubre de 2009

Educación, fundamental para construir sociedades democráticas

Educación, fundamental para construir sociedades democráticas
Teresa González Luna Corvera / Consejera electoral

Conferencia leída por Rafael Lucero Ortiz, en representación de la autora, durante la mesa redonda Fortalecimiento de la democracia desde la educación, que formó parte del programa de la FILU.

El tema que nos convoca nos anima a tejer nuevos horizontes de sentido que ponen en el centro a individuos y colectivos como sujetos de derechos y responsabilidades en su calidad de ciudadanos, esto es, de miembros activos de su comunidad política y social. El tema de la ciudadanía es central y controvertido en nuestras sociedades actuales. Su resignificación no se puede limitar a la atención de molestas o atractivas coyunturas, ni responde a una moda pasajera o a pretextos para crear adhesiones emotivas. Por el contrario, alude a la recuperación de la política como capacidad propia de los ciudadanos, es decir, a la capacidad de generar proyectos transformadores de la realidad.

Atreverse a pensar en la política, “en la conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado” (1) significa, entre otras cosas, preguntarse sobre el papel de la cultura, especialmente de la educación, en los procesos de constitución de las subjetividades contemporáneas y sobre los problemas que forman parte de la vida cotidiana de nuestras sociedades (violencia, exclusión, corrupción, pobreza, miedos). En otras palabras, atreverse a pensar en la política y la educación ciudadana supone adentrarse en lo cultural, en el lugar de la construcción del sentido de la vida, y trascender las urgencias del presente y el debate centrado en los ropajes democráticos y en las situaciones políticas coyunturales, para hablar con libertad y explorar la misma esencia de lo político y su importancia. Se trata de asomarse al futuro y preguntarse por la clase de mundo que se quiere construir y por lo que cabe esperar.

Pensar en la política, la democracia y la educación implica, desde mi punto de vista, colocarnos en el eje de los derechos ciudadanos desde su integralidad y reivindicar la educación como derecho social desde la ciudadanía, no sólo desde la condición social de los habitantes de un territorio determinado.(2) Supone, asimismo, introducirnos en la dimensión subjetiva de la política y considerar que las personas y los grupos sociales no son simplemente moldeados por las condiciones estructurales, sino que ellos dan sentido propio a las condiciones que estructuran sus vidas en multiplicidad de situaciones. Significa, pues, concebir que la ciudadanía no se restringe a un status jurídico o condición jurídico-política básica del individuo dentro de un Estado, sino que es también una práctica social, esto es, una práctica de compromiso orientada a la participación en el ámbito público que demanda una mayor implicación de los ciudadanos en la esfera política.

Ahora bien, una concepción amplia e integral de la ciudadanía supone contar con un concepto amplio de democracia y evitar su acotamiento electoral. La integralidad radica en el reconocimiento, promoción, ejercicio y exigibilidad del conjunto de derechos ciudadanos: los civiles, los político-electorales y los económicos, sociales y culturales. Desde esta perspectiva, los derechos político-electorales no pueden entenderse como separados de las otras constelaciones de derechos, pues el ejercicio pleno de un tipo de derechos depende de la efectividad de los otros. En otras palabras, los derechos políticos cobran total sentido en su interdependencia con todos los derechos ciudadanos, los cuales no se entienden ni se ejercen de manera aislada y su ejercicio conlleva la exigibilidad de otros derechos fundamentales.

La emergencia de la ciudadanía, como bien apunta López Jiménez, supone un cambio en la perspectiva de la relación fundamental entre gobernantes y gobernados(3). Éstos desarrollan un conjunto de derechos y responsabilidades; el Estado los reconoce como sujetos de derechos (en sus constituciones, leyes e instituciones) y ha de garantizar su ejercicio, lo que significa un cambio en las relaciones de autoridad en lo político, cultural, jurídico, ético, económico y social. Pero el problema ahora no radica en el fundamento de los derechos, sino en la garantía de su ejercicio, o sea, en su traducción efectiva en prácticas ciudadanas.

Todo proceso político, particularmente los procesos de democratización, está sometido a distintas tensiones entre el pasado (duración) y el futuro (construcción del mañana); el manejo de lo necesario y de lo posible; el conflicto y el consenso; una dimensión normativa e ideal de democracia y la experiencia concreta de las prácticas ciudadanas reales; el reconocimiento universal de los derechos ciudadanos y el ejercicio limitado de los mismos, entre otras tensiones propias de la política.

Lo cierto es que la democracia que tenemos es nuestra y exige una evaluación democrática para empujarla hacia delante, a partir de una concepción de la democracia basada en la ciudadanía. Para hablar de calidad de la democracia hay que preguntarnos por la ciudadanía, por sus condiciones de vida que hacen o no posible el ejercicio pleno de sus derechos –de todos sus derechos–, particularmente a la educación. El orden democrático aparece ahora asociado no solamente a mejores reglas de representación política, sino también a resultados sociales, lo que revela una conexión estrecha entre democracia y equidad social.

En efecto, hoy los ciudadanos descubrimos que la democracia puede ser aplicada en otros campos de los tradicionalmente esperados, como el electoral; generamos nuevas aspiraciones y expectativas sobre su funcionamiento y la valoramos con base en nuestra experiencia cotidiana como ciudadanos. En este sentido, más allá de lo electoral, incluso más que un atributo general de todo el sistema político, la calidad de la democracia tiene que ver con el efecto acumulado del desempeño institucional y de la actividad de los ciudadanos en múltiples áreas y esferas públicas.

En la actualidad, es imposible referirnos a los temas de la calidad de la democracia, de la educación y de la política sin considerar el contexto en el que ocurren los procesos de democratización social y política. Para efectos prácticos, de intervención educativa dirigida a la formación del capital social que requiere la democracia para gestarse, sostenerse y profundizarse, es necesario trascender los abordajes abstractos para arribar a consideraciones contextuales y empíricas, a las realidades que expresan situaciones de discriminación, exclusión, desigualdad, marginación y negación de los derechos fundamentales, en las que operan las categorías de la diferencia social.

Asimismo, la realidad nos obliga a considerar los distintos circuitos en los que se construyen y funcionan las instituciones de la democracia y tienen lugar las complejas relaciones entre ellas y la sociedad. No podemos ignorar, pues, que son los escenarios concretos los que permiten observar y transformar el vínculo y las relaciones específicas entre los ciudadanos y el sistema político, identificar las singularidades y posibilidades de las instituciones políticas y dar cuenta de los procesos de democratización en la sociedad, en su temporalidad y espacialidad.

Frente al actual panorama de una política desarraigada de sus implicaciones cotidianas, vitales y grupales, a lo que Norbert Lechner se refería como pérdida de la centralidad de la política y erosión de los mapas interpretativos de la realidad, emergen preocupaciones e interrogantes en torno a la construcción de la ciudadanía del presente y del futuro de México. Se entrelazan y acumulan percepciones, datos, reflexiones teóricas y constataciones empíricas poco alentadoras, sobre todo cuando apostamos por el orden democrático y el ejercicio pleno de las ciudadanías: el “analfabetismo democrático”; la decadencia de los partidos políticos; la ruina del capital social y el debilitamiento de los vínculos sociales y del compromiso cívico; el desencanto hacia la política y los políticos; el malhumor y el descrédito de la política junto con el déficit pedagógico y de socialización.

En esta época de desencanto frente a la política y de dificultades, la ciudadanía nos exige, en primer lugar, reconocer que la desafección hacia la democracia tiene que ver con las formas de hacer política, las cuales a su vez derivan, en buena medida, de los modos de pensar la política; en segundo lugar, priorizar los temas de la cultura política democrática, las prácticas ciudadanas y la formación de la voluntad ciudadana, sobre todo cuando pensamos en la consolidación de la democracia en nuestro país y, por tanto, en la exigencia de ciudadanos participativos que den sentido.

La dimensión subjetiva de la política importa y mucho; ofrece a los ciudadanos la oportunidad de reconocer su experiencia cotidiana como parte de la vida en sociedad y la vinculación entre la biografía personal (intereses, creencias, emociones e imágenes) y la política. En suma, esta dimensión refiere la imbricación de la experiencia subjetiva y el orden político. Sin embargo, observamos que la dimensión de lo público aparece como un universo ajeno y poco confiable, junto con múltiples e inquietantes déficit asociados con el atraso cívico y cultural que existe en nuestro tejido social.

Desde este nexo complejo entre política, democracia y educación, comparto la idea de que la educación es un hecho político que puede contribuir a la transformación social y cultural y que, como proceso dinámico, desborda los límites de los aprendizajes formales para vincularse prácticamente a la realidad social y política con una intencionalidad transformadora. Lo cierto es que la educación se mueve fundamentalmente en el terreno de la producción simbólica, esto es, de la cultura; en esa medida, juega un papel crucial en el proceso de construcción de las ciudadanías y le corresponde dotar de densidad simbólica a la política, es decir, de símbolos para crear y fortalecer lazos de pertenencia e identificación con la democracia.

Por otra parte, el vínculo entre la política, la democracia y la educación exige abordar la relación existente entre la ciudadanía y la desigualdad social, y valorar el papel clave de la educación en la disminución de las desigualdades, de las desigualdades que produce la misma ciudadanía al tratar de homogeneizar las diferencias de diverso tipo para imponer su universalidad. Se precisa, pues, considerar las formas en que la desigualdad determina un acceso diferenciado a los derechos y a las prácticas ciudadanas.

El proceso de construcción de la democracia tiene que ver con los niveles de construcción de la ciudadanía, no sólo con el perfeccionamiento de las leyes que rigen los espacios políticos. Por sus mismos fundamentos, la democracia requiere de las energías de los ciudadanos para que contribuyan a su sostenimiento y profundización. Dicho en otras palabras, no hay democracia que se sostenga con firmeza y permanencia sin una base ciudadana enterada e interesada en la «cosa pública», es decir, en sus instituciones, actores, problemas, proyectos y aspiraciones.

La construcción de ciudadanías demanda una tarea educativa forjadora de ciudadanos interesados y responsables, de personas que comprendan que los problemas sociales son de todos y nos afectan a todos. Es necesario formar a la ciudadanía no sólo en el conocimiento de sus derechos, sino sobre todo en la participación y en el ejercicio de la razón y la deliberación asociada a lo público, de manera que se pueda ligar el ejercicio de los derechos ciudadanos con el compromiso de los individuos y grupos con el destino de la sociedad.

Hay que tener en cuenta que, como todo concepto, la ciudadanía es una construcción social y en esa medida es importante conocer las ideas que la fundan y las condiciones materiales e institucionales que la soportan. Como práctica, y referido al ciudadano que ejerce sus derechos, la ciudadanía también implica un proceso de formación que arranca en las primeras etapas de socialización política del individuo y se desarrolla durante la vida en común.

El hecho democrático pasa, de manera obligada, por la formación y la acción de ciudadanos capaces de asumir un papel activo en la sociedad. De ahí que se requiera de un trabajo cívico que asuma que lo cívico siempre hace referencia al reino de lo público y que garantice que los derechos ciudadanos se conviertan en una realidad social palpable. Desde mi punto de vista, en sintonía con las reflexiones previas, es indispensable impulsar estrategias de educación cívica basadas en el desarrollo de competencias y de capacidades de los ciudadanos y futuros ciudadanos para actuar en el contexto de una esfera pública plural, que:

· Promuevan y construyan condiciones que alienten y favorezcan una participación ciudadana intensa, responsable, informada y crítica en torno a los asuntos de interés público. Se trata de la formación de ciudadanos que contribuyan al funcionamiento de la democracia, con capacidad de intervenir e influir efectivamente en ella y con un interés sostenido por la vida pública en el curso del tiempo.
· Formen ciudadanos dispuestos y capaces tanto de formular y gestionar sus demandas por los cauces institucionales como de resolver conflictos en el marco del Estado de derecho.
· Contribuyan a transformar la información en conocimiento y el conocimiento en acción, en una sociedad en la que su pluralidad exige el tolerante tratamiento de la diversidad y de las diferencias.
· Recuperen la dimensión creativa del ser humano, uno de los rasgos que nos hacen sentir la excelencia de sus capacidades y la magnitud de sus posibilidades, y logren conjugar la acción política y la acción pedagógica en el terreno de la innovación.
· Habiliten a las personas para ejercer sus derechos ciudadanos y responsabilidades públicas, esto es, para participar en las decisiones y proyectos que se asumen desde la vida política y social.
· Pongan a dialogar la dimensión de los derechos y la dimensión de las responsabilidades ciudadanas.
· Generen conocimientos renovados, susceptibles de ser incorporados con éxito en la agenda de la educación cívica.
· Recuperen la política como capacidad propia de los ciudadanos.

La formación de la ciudadanía, en un proceso siempre inacabado, acompaña necesariamente las transformaciones democráticas y la renovación de nuestra cultura política. No sólo es deseable, sino que recae en el apremiante y exigente campo de las necesidades, el desarrollo y la afinación de las capacidades de intervención de los ciudadanos en la esfera pública. «Nosotros» y los «otros» son un asunto de la democracia, de la política y de la educación, de la convivencia democrática y del régimen democrático. En esto radica su sentido: en la naturaleza de lo diferente, en la recreación de la pluralidad y en el reconocimiento de la diversidad.

Notas
1. Norbert Lechner, Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política, LOM ediciones, Santiago deChile, 2002, p. 8.
2. Los derechos sociales tienen que ver con la participación en el bienestar producido por la colectividad.
3. Sinesio López Jiménez, Ciudadanos reales e imaginarios. Concepciones, desarrollo y mapas de la ciudadanía en el Perú, Instituto de Diálogo y Propuestas, Lima, 1997.

Julio-Septiembre 2005, Nueva época No. 91-93 Xalapa • Veracruz • México Publicación Trimestral/Gaceta de la Universidad Veracruzana

EL EMPODERAMIENTO CIUDADANO A TRAVÉS DE REDES SOCIALES

EL EMPODERAMIENTO CIUDADANO A TRAVÉS DE REDES SOCIALES
Revista: Razón y Palabra
Por Octavio Islas y Arturo Caro

En la breve y fecunda historia de Internet, las remediaciones han sido frecuentes. Entre las remediaciones más significativas destacan la introducción de la web en los primeros años de la década de 1990; el desarrollo de los blogs a finales de la misma década; la afirmación de la “filosofía wiki”, que definitivamente procura la inteligente gestión del conocimiento. Cada remediación de Internet ha introducido nuevos ambientes comunicativos.

La web, generosa aportación de Tim Berners-Lee -quien hoy se desempeña como director del World Wide Web Consortium, y que por cierto se niega rotundamente a reconocer la existencia de la web 2.0-, sin duda alguna aceleró la socialización de Internet.

El cibernauta nativo de la web desarrollada por Berners Lee paulatinamente descubrió en ella prácticas comunicativas que el propio Berners Lee no fue capaz de considerar.

El desarrollo de la Web 2.0 admite ser considerado como auténtico parteaguas histórico en la evolución de Internet, pues impuso importantes cambios en el comportamiento como en los hábitos de consumo cultural de los cibernautas.

En ese proceso el cibernauta ordinario paulatinamente se fue convirtiendo en prosumidor, gracias a la autoaplicación del conocimiento y el conocimiento aplicado a la revolución misma del conocimiento: autología pura.

El desarrollo de la Web 2.0 admite ser considerado como auténtico parteaguas histórico en la evolución de Internet, pues impuso importantes cambios en el comportamiento como en los hábitos de consumo cultural de los cibernautas.

En ese proceso el cibernauta ordinario paulatinamente se fue convirtiendo en prosumidor, gracias a la autoaplicación del conocimiento y el conocimiento aplicado a la revolución misma del conocimiento: autología pura.

Las redes sociales en Internet o Social Networking representan uno de los ambientes comunicativos más emblemáticos de la web 2.0
Los sitios web de redes sociales en Internet permiten crear perfiles de usuario, agregar fotografías, compartir información personal o pública y vincular personas para generar listados de contactos propios.

Para el desarrollo de redes sociales es posible registrarse de forma rápida y gratuita en facebook.com, myspace.com, hi5.com, linkedin.com, orkut.com, entre otros. Lo interesante de los últimos sitios mencionados es la robusta plataforma que presenta la posibilidad de tener un blog y galería fotográfica dentro del mismo perfil que el usuario construya.

Facebook, red social en Internet creada por Mark Zuckerber en 2004, es un servicio digital de intercambio de información y detalles personales en formato de ‘perfil’, en el cual es posible interactuar y socializar con personas de todo el mundo, en grupos o de forma individual.

El usuario promedio de redes sociales en Internet, hoy dispone de decenas de herramientas gratuitas, las cuales le permiten generar contenidos y distribuirlos en su propia red de contactos o ‘amistades’ digitales, propiciando la viralización de sus contenidos.

En los primeros días de agosto de 2008, Facebook logró ubicarse, por encima de MySpace, como la red social en Internet con el mayor número de usuarios.

De acuerdo con información de ComScore,1 Facebook hoy tiene más de 132 millones de usuarios, de los cuales el 62 por ciento se encuentran fuera de Estados Unidos.

Las redes sociales en Internet se han convertido en excelentes foros propiciar el positivo enlace ciudadano, indispensable en toda causa como en problemas comunes. Las redes sociales en Internet han favorecido el empoderamiento de la ciudadanía.

En Colombia, por ejemplo, organizaciones ciudadanas promovieron a través de Facebook, la realización de una gran concentración pública (500 mil personas) el 4 de febrero del año en curso, en la Plaza Bolívar, en Bogotá, para manifestarse contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).2

El movimiento ciudadano Millones de Voces [http://www.millonesdevoces.org/], de nueva cuenta convocaron a una marcha ciudadana, el pasado 20 de julio, para exigir a las FARC la libertad de las personas que mantiene secuestradas.
La generosa imaginación ciudadana ha concebido la posibilidad de utilizar redes sociales, como Facebook, como efectiva plataforma de organización de su trabajo como de la difusión de sus acciones.
La imaginación ciudadana al poder.

TRANZAS DE ELBA ESTHER

Los Mexicanos Después de la Democracia

Los mexicanos después de la democracia/El Sol de Torreón
Por: Luis Rubio
por muchos años, de acuerdo a una encuesta realizada regularmente por uno de los institutos de investigaciones de la UNAM, los mexicanos tenían muy claras sus preferencias y preocupaciones. De acuerdo a la encuesta, los mexicanos aborrecían al Gobierno, eran sumamente escépticos respecto a la oposición y no querían violencia.

A casi cuatro años de concluido el reino del PRI, diversas encuestas muestran cómo han cambiado esas percepciones: ahora los mexicanos aborrecen a los políticos, ya sin distinción, no quieren violencia, pero se sienten entrampados. Los políticos son vistos como seres distantes, concentrados en cosas que no tienen ninguna relación con las preocupaciones de la sociedad; al mismo tiempo, hay impaciencia porque la economía no avanza y se teme que las posibles consecuencias de esta inmovilidad pudieran caer sobre la espalda de la ciudadanía.

Es evidente que la democracia no ha resuelto todos los problemas; lo que no es obvio es qué alternativa existe. El dos de julio de 2000 cambió a México en muchos sentidos, pero no resolvió todos sus problemas, pues ningún evento individual podía hacerlo. El país transitó de una era dominada por el Ejecutivo a una etapa de mayor paridad entre los poderes públicos. A la vez y dada la naturaleza del sistema político anterior, el triunfo de un partido distinto al PRI vino acompañado de un efecto que se podría ilustrar, metafóricamente, con el estallido de una olla express a alta temperatura.

Una vez que los goznes que sostienen la tapa de la olla, todo comienza a cambiar. Las transformaciones han sido múltiples: en la relación entre los gobernadores y la federación y en el activismo de políticos y grupos que antes con dificultad asomaban la cabeza. Por supuesto, mucho de esto ya venía cocinándose; basta recordar el desempeño del Congreso a partir de 1997, cuyo impacto sobre la política mexicana es imposible de minimizar.

En cierta forma, la democracia abrió ingentes oportunidades a los políticos, oportunidades que muchos de ellos jamás imaginaron tener. Éstas, es cierto, no se limitaron exclusivamente al ámbito político: la ciudadanía también obtuvo su parte, pero a cada uno le tocó uno lado distinto del embudo.

El rompimiento del sistema presidencialista transformó la manera de hacer política. El solo hecho de que ahora se manifiesten públicamente decenas de aspirantes (algunos dirían suspirantes) a la Presidencia, es una muestra fehaciente de cuanto ha cambiado. Mientras que en el pasado el presidente se dedicaba a administrar y manipular el proceso político para intentar imponer a su candidato, hoy la disputa entre precandidatos, en todos los partidos, es no sólo pública, sino con frecuencia violenta a un punto que afecta a todo el acontecer nacional, como ilustran las disputas por las candidaturas en los estados y los balazos de la semana pasada.

Por lo que toca al Congreso, diputados y senadores se sienten libres de manifestar sus preferencias, votar según su “conciencia” y oponerse a políticas o iniciativas que antes hubieran sido aprobadas sin chistar. Quizá más significativo sea el hecho de que los políticos pueden demandarse, acudir a la Suprema Corte de Justicia y dirimir sus diferencias a través de un sistema de justicia que, a ese nivel, funciona tal y como lo establece la Constitución: de manera expedita e imparcial.

En otras palabras, la democracia ha florecido de manera prodigiosa en el mundo de los políticos. No hay duda que el fin del presidencialismo también ha beneficiado a la población, aunque de manera muy distinta. Para comenzar, ha desaparecido el abuso máximo: aquel que podía alterar el orden establecido con la fuerza de un plumazo o una declaración.

Se dice fácil, pero la capacidad de modificar todas las variables que afectan a una sociedad de la noche a la mañana, como ocurrió con la expropiación bancaria, es inconcebible en la actualidad. Aunque para el ciudadano común y corriente es difícil asir las implicaciones de este cambio, su importancia no es menor. Pero la democracia también ha venido acompañada de otros cambios significativos que no sólo no han mejorado la calidad de vida de la población, sino que en muchos casos han hecho mucho más onerosa su existencia.

La proliferación de autoridades que se sienten con derechos y, peor, con la necesidad de dejar su marca en el espacio temporal, ha tenido por consecuencia que el ciudadano lidie con múltiples niveles de autoridad para poder resolver un determinado asunto. Mientras que antes la autoridad federal era suprema, hoy un ciudadano tiene que negociar con distintas secretarías, cada una de las cuales le imprime un sesgo y un criterio distinto a sus decisiones, con autoridades autónomas (como podría ser, en el ámbito económico, la Comisión Federal de Competencia), con autoridades estatales y municipales.

Cada una de ellas posee responsabilidades que no siempre se encuentran debidamente deslindadas. En todo caso, el sueño de una ventanilla única para la realización de trámites es cada vez más distante. Por si lo anterior no fuera suficiente, muchas de esas autoridades cuentan con facultades que las convierten en juez y parte, además de que los ministerios públicos son parte del Poder Ejecutivo en cada nivel, lo que deja al ciudadano colgado de la brocha.

La democracia ha traído consigo enormes ventajas, pero con frecuencia también ha dejado al ciudadano atorado en un callejón sin salida. Desde la perspectiva de la sociedad mexicana, el advenimiento de los cambios políticos, tanto los de 1997 como los de 2000, abrió enormes expectativas pero pocas soluciones. La democracia que celebran los políticos no se ha visto reflejada en el ámbito ciudadano y la Reforma Electoral que se discute estos días va a distanciar todavía más a unos de los otros.

Además, todo este proceso de cambio político ha coincidido con una etapa recesiva en la economía que ha evidenciado todas las carencias, deficiencias estructurales e impedimentos que enfrenta el desarrollo económico del país, que no sólo han dejado insatisfechas las expectativas de la población, sino que la han entrampado en interminables círculos viciosos. La ciudadanía siempre ha enfrentado obstáculos para el desarrollo de su vida cotidiana, pero nunca antes se le había hecho una propuesta democrática y sólo ahora vivimos bajo un régimen producto de la alternancia de partidos en el poder.

Una estructura democrática debería incidir sobre la realidad a través de una mejor representación y mayor representatividad de la ciudadanía en el ámbito legislativo. Sin embargo, lo que se ha venido afianzando en nuestro sistema político actual, es una partidocracia que ignora a la ciudadanía, dado que su financiamiento está garantizado y que su estructura la ha hecho inmune al sentir o demandas de la población. En ausencia de un liderazgo visionario y de un Poder Legislativo concentrado en las necesidades de la próxima generación de mexicanos, sólo un cabal Estado de Derecho podría garantizar el interés de la ciudadanía. Nada de eso parece cercano en la actualidad. La combinación de un Congreso paralizado con ejecutivos estatales que, con frecuencia, se comportan más como señores feudales que como gobernantes sujetos a rendición de cuentas y de un Gobierno indeciso y descoordinado, ha socavado las políticas públicas que podrían allanar el camino para la inversión y la creación de empleos, elevar la competitividad del país o conferir de instrumentos a la ciudadanía para elevar sus propias capacidades.

Nada de esto es nuevo, pero todo se ha hecho más difícil luego de 2000. Para colmo, la inseguridad pública, tema que enfrenta a distintos niveles de autoridad gubernamental, y la ausencia de un Poder Judicial que efectivamente sirva a las necesidades de una sociedad que aspira a la modernidad o de una economía que requiere soluciones y acciones expeditas, son también resultado de un proceso de cambio político incompleto, no administrado y propenso a pugnas interminables.

Total que el ciudadano común y corriente, quien debería ser el beneficiario del cambio político, ha acabado siendo el gran perdedor. La situación económica de los últimos años no ha ayudado. Junto a la incapacidad de muchos empresarios, sobre todo de menor tamaño, que no se ajustan a los requerimientos de un mundo competitivo, destaca la inexistencia de programas gubernamentales orientados a ese objetivo y la falta de acción legislativa. Estos factores han profundizado la recesión e impedido una recuperación vigorosa tanto del mercado interno como de las exportaciones. Los miedos entre la población, la sensación de impotencia y la percepción de que todo -el país y las personas- está entrampado y sin salidas, se encuentran a la orden del día. Evidentemente existen salidas que no requieren una imaginación particularmente fecunda, pero el entorno general propicia un ambiente en el cual las salidas no se perciben, en tanto que los obstáculos crecen. Mientras todo esto sucede, los políticos avanzan sus causas prácticamente sin límite.

La pregunta es quién representa a la ciudadanía y se preocupa por sus problemas. La solución que políticos y académicos discuten se resume en una reforma de las instituciones políticas con el objeto de hacerlas efectivas y funcionales. Es decir, modificar la manera en que se eligen e interactúan los legisladores, incentivar la formación de mayorías legislativas y demás, a fin de que sea posible gobernar mejor. En teoría, todo esto tiene sentido y obviamente, es necesario. Sin embargo, a juzgar por las propuestas que han sido verbalizadas recientemente, los políticos no parecen pensar en la ciudadanía ni impulsan un proyecto que logre lo esencial: que todo en el país funcione para beneficio de la población, ya sea en su calidad de votante o ciudadano. Aunque los políticos encabezan las instituciones y se disputan los puestos de (supuesta) representación, ellos no son el país. Así como un maestro no lo es a menos que tenga alumnos, los políticos no están solos. Sin ciudadanos, los gobernantes, al menos en una democracia que se respete, son irrelevantes.

La función objetivo de un Gobierno debe ser la ciudadanía. Y la ciudadanía mexicana se siente y está entrampada por inacción política. Es ahí donde deben ponerse los kilos, pues lo demás es anécdota. www.cidac.org

ASI SOMOS LOS MEXICANOS!!!!

lunes, 12 de octubre de 2009

Crear Observatorios Ciudadanos para Mejorar el Ejercicio de la Democracia

Por: Perla Cristal Gómez

Hoy, con la toma de protesta de nuestros nuevos diputados, la sociedad debería estar más alerta de lo que sucede en la escena política, pues tras vivir un evento como el voto nulo, ahora más que nunca deben de estar atentos a exigir lo que por derecho les corresponde: una mejor forma de gobernar y cuentas claras por parde de aquellos que se dicen trabajadores del Estado.

Lo ideal del caso sería que ciudadanos y organizaciones civiles comenzaran a crear observatorios ciudadanos, dónde por medio del monitoreo de medios y publicaciones, se pudiera llevar un control de lo que ellos hacen y presentan como propuestas y nuevas leyes.

Es de gran tristeza para los que sí están interesados en participar como ciudadanos en la política, saber que son pocos los organismos que se dedican a ello lo importante del movimiento de concientización ciudadana es que de hoy en adelante debemos promover la creación de estos y la difusión de su trabajo.

Y es que si hablamos de democracia, debemos recordar que esta no termina cuando depositamos nuestro voto en los contenedores. La democracia es un valor que se construye a lo largo de los años, que la sociedad demanda y hace valer para obtener lo que desea, lo que le conviene: un bienestar general en leyes y normas que gobiernan su territorio.

Entonces ¿qué sentido tiene crear un observatorio ciudadano? recordarle a nuestros gobernantes que los vigilamos, que les exigimos nos respeten y trabajen para nosotros como prometieron en campaña, pues de no ser así, continuaremos con ése ciclo infinito de “el gobierno no sirve para nada”, “en México no pasa nada.”

Yo no quiero seguir viviendo así, ¿y tú? ¿Participarías en un observatorio ciudadano

¿CÓMO PUEDE UN CIUDADANO PARTICIPAR EN POLÍTICA?

Tres prominentes ciudadanos nos comparten sus reflexiones (y de paso sus frustraciones ante la tarea)

Suplemento Día Crónica

Dr. Andrés Roemer

Andrés Roemer es licenciado en Derecho por la UNAM y en Economía por el ITAM, obtuvo también una maestría en Administración Pública y un doctorado en Políticas Públicas. Ha sido catedrático en universidades como Harvard y Berkeley, en Estados Unidos, y en el ITAM, en México. Ha hecho televisión y radio. Es fundador y partícipe del Think Tank Poder Cívico.

TV: ¿Cómo podemos los ciudadanos participar en política, existe vida afuera de los partidos políticos para los ciudadanos?

AR: Me avisaron que me ibas a entrevistar e inmediatamente reuní a varios colaboradores, los senté en la mesa y les hice esa pregunta. Lo que más me provocó es que se quedaron en silencio por varios minutos y surgieron respuestas, pero con otras preguntas ¿qué es política, qué es ser ciudadano? Pero no había realmente, de botepronto, de ciudadanos comunes y corrientes como somos todos nosotros, una respuesta fácil.

Después de hurgar bastante, empezaron a salir las dificultades para ser un ciudadano y estar empoderado en este país, empezando por la partidocracia, porque los candidatos deben pertenecer a un partido, un ciudadano independiente no lo puede lograr, porque si quieres ser representante y realmente influenciar en las políticas públicas en México pues se necesita, otra vez, ser candidato postulado por un partido político, la reelección aquí no existe, ni limitada ni no limitada, y al final de cuentas el ciudadano se queda indefenso ante la rendición de cuentas porque, pues existe el dedazo y a quien hay que rendirle cuentas es al líder del sindicato o del partido.

Y para hacer el cuento corto, si un ciudadano (ya no que quiera influenciar) quiere realmente protestar, quiere quejarse y ser escuchado, entonces los medios electrónicos ahora, a causa de las reformas electorales, tampoco los puede usar si no está dentro de un partido político. Al final de cuentas, en México tenemos muy pocos instrumentos, algunos de ellos tienen que ver realmente con romper las reglas, para poder ser escuchado tienes que decir “sabes qué, a mí me secuestraron a un hijo, las autoridades no están haciendo algo y yo mismo, con mis propios recursos, uniéndome y apoyado por amigos y seres queridos, tendré que hacer una campaña para que se me escuche”. Romper las reglas muchas veces es lo más conveniente cuando lo que buscas son resultados, pero al final de cuentas caes en una falta de sistema de derecho y en una cosa sistémica muy peligrosa.

A menos de que realmente tengas acceso a los medios, pero no cualquier ciudadano común y corriente lo puede hacer. La pluma también puede ser una forma de protesta, de queja y de rompimiento de lo que está sucediendo y llamar la atención con lo que uno pone en el medio electrónico o en el medio escrito, pues con base en ello a lo mejor puedes meterte en la agenda pública. La única manera que hoy por hoy en el mundo empieza a hacer movimientos ciudadanos , a pesar del sistema, pues tiene que ver con el internet, ese sí es un instrumento de mucha mayor viabilidad, para que a través de estas redes que existen empiecen a haber protestas y de alguna manera lo tome una pluma, algún noticiero, algún político, algún legislador y se dé cuenta de que realmente su voz se escucha. Al final de cuentas, yo creo que en México los ciudadanos comunes y corrientes estamos muy frustrados y con muy poca potencia, muy poco empoderados para lograr hacer cambios en la agenda de la política pública.

TV: Tú eres un hombre que ha viajado mucho, estudiaste en otros países ¿tú crees que la situación es igual en Europa, en Estados Unidos?, en donde hay asociaciones civiles, organizaciones ciudadanas que defienden justamente esos derechos. ¿Por qué en México no se da eso?

AR: En México se podría empezar a dar, como en otros países, cuando realmente tengamos una regulación bien hecha de lo que es el cabildeo. En otros países hay grupos de interés, de muchísimos individuos, de ciudadanos comunes, que una vez que se juntan son mucho más fuertes y pueden influenciar. Aquí el problema son los métodos de organización ciudadana, la dificultad de organizarse, simplemente porque no tenemos leyes de mecenazgos bien hechas, deducibilidades de impuestos, una cultura para apoyar este tipo de organizaciones, es muy difícil tener recursos y realmente cabildear en el Congreso y cabildear por los interese que uno busca. Pero en otros países en donde yo me he encontrado las organizaciones ciudadanas, yo he vivido en Estados Unidos y en Francia, pues tienen mucho mayor capacidad de movimiento porque hay una regulación que les da la posibilidad de expresarse en distintos medios y de poder realmente ser, valga la redundancia, un factor de poder ante el Congreso por los cabildeos que logran. Muchísima gente los apoya, existe el Cato Institute, el Atlas Foundation, el American Entrepreneur, te puedo citar “n” número de underdogs como les llaman allí, donde hay muchísima gente que dice “sabes qué, yo tengo tal cantidad de recursos que tengo que pagar impuestos, pero la ley me permite que determinados impuestos que tengo que pagar se vayan a una causa ciudadana en la cual yo creo”. En esos países existen políticas públicas y regulaciones que permiten mucho mayor viabilidad para este tipo de cosas.

TV: En México ¿tú participas en asociaciones, en fundaciones o estás haciendo política sólo en los medios de comunicación?

AR: Nosotros estamos tratando de cambiar estas cosas, como tú sabes yo dirijo un Think Tank que se llama Poder Cívico, es una asociación ciudadana, es una A.C., y lo que estamos haciendo son propuestas de política pública para reformar estos arreglos institucionales, formales e informales, para que realmente los ciudadanos nos empoderemos, desde propuestas de política pública de reelección limitada bien pensada, hasta que ciudadanos independientes puedan tener realmente la posibilidad de ocupar puestos públicos, reformas fiscales para que las organizaciones ciudadanas se empoderen, espacios en los medios de comunicación para que también haya una voz, un voto, políticas públicas educativas para que el ciudadano se empodere siempre preguntándose “¿y por qué?”, que cuestione la autoridad, que se vuelva mucho más crítico y mucho más rebelde.

Lo que nosotros hacemos en Poder Cívico y a través de La Ciudad de las Ideas es atraer ideas para que nos muevan el tapete y nos hagan despertar, porque los ciudadanos tenemos que despertar, estamos atados. Yo siempre pongo este ejemplo en las “demonocracias” (porque así le llamo a países en donde las partidocracias o algunos caudillos “legalmente” ocupan el poder), que son como el caso del sapo que cuando lo metes al agua hirviendo inmediatamente sale, pero si al sapo lo metes en agua fría y poco a poco la vas calentando, el sapo queda cocinado y no se da cuenta. Los ciudadanos tenemos que despertar porque estamos en una olla de ese estilo.

Roemer.eps

Dr. Antonio Lazcano

Antonio Lazcano es biólogo y doctor en Ciencias, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México y experto en el estudio del origen y la evolución de la vida. Docente, investigador y periodista científico con numerosos artículos publicados y varios libros sobre el origen de la vida.

TV: ¿Qué piensas de la participación ciudadana política en México?, ¿es posible que un ciudadano participe en política sin pertenecer a un partido?

AL: Yo soy un ejemplo de ello. Creo que hay que recuperar el valor de la participación ciudadana, eso es lo que contribuye a construir una sociedad más democrática, creo que la participación de las personas es especialmente importante aunque no sea uno miembro de un partido político, sobre todo en un momento en el que ves que en México la clase política está extraordinariamente divorciada de las necesidades de la gente común y corriente. Reconozco el derecho de todo político, de toda persona a cambiar de punto de vista, pero he encontrado muy bochornoso estas transiciones que se dan de un partido a otro. La gente que un día estaba en el PRI y al día siguiente está en el PAN, Aboites que era del PAN con toda la intensidad de su corazón ideológico y ahora está trabajando con el gobierno del PRD en la Ciudad de México, estas cosas las encuentro bochornosas porque demuestran que los intereses son más bien de secta, de grupo, de persona que de la ciudadanía. Finalmente lo que eso manifiesta es la necesidad de que las personas comunes y corrientes, los que no militamos en partidos, dejemos oír nuestras voces y nos demos cuenta que democracia no es estar votando por un partido, sino que es toda una forma de vivir, toda una manera de concebir la construcción de una sociedad mejor.

TV: ¿Pero tú cómo estás participando?, ¿desde la academia, desde la investigación también se hace política?

AL: Por supuesto, tengo un ejemplo muy concreto: un grupo de investigadores nos reunimos en forma voluntaria para analizar el virus de influenza, su evolución y la epidemia que causó. Esto demuestra que la gente puede ayudar a resolver o entender un problema al margen de las instancias oficiales y de las preferencias políticas de cada quien y esa es una forma de participación. Hay que recordar esa división que hace Susan Sontag de izquierda en izquierda política, izquierda social, izquierda cultural y creo que exigir una educación de mejor calidad, exigir el mantenimiento y desarrollo de una actitud laica en la educación, esa es una forma de participación política, aunque no estés en un partido.

TV: ¿Tú formas parte de alguna asociación, agrupación ciudadana, ONG o algún grupo ciudadano?

AL: En general siempre he sido muy independiente, tengo un enorme escepticismo con respecto a los partidos políticos aquí en México, si hubiera un partido monárquico probablemente me uniría a ellos, porque siempre he pensado que hay varias casas reales como la de los Moctezuma, los Habsburgo, los Iturbide, en todo caso aunque eran de derecha eran más elegantes y con mayor clase que los de la derecha representada por el PAN y los tenderos del vacío, pero sí me simpatizan mucho varias organizaciones ciudadanas, por ejemplo, respeto enormemente el trabajo que hace la gente que ayuda a los inválidos, a los indígenas, que trabaja por los derechos de la mujer, los derechos de los enfermos de VIH y sida, la gente que ayuda a los niños de la calle, como que my heart it’s on the right side de manera natural, como muchos mexicanos, pero no participo formalmente en ninguna organización política.

TV: ¿Cuando tú quieres que tu voz se escuche cuáles son los canales que utilizas?

AL: En eso soy muy afortunado porque tengo muchos amigos periodistas. Soy socio fundador de La Jornada, hace mucho que no escribo, y felizmente los editores nunca me han negado ningún espacio, ese podría ser el mecanismo. Desafortunadamente, en los últimos años he estado abrumado porque fui presidente durante varios años de una asociación cívica internacional y eso me quitó mucho tiempo y no escribo, pero generalmente eso es lo que yo hago. Reconozco, y es algo que me angustia enormemente, que la mayor parte de los ciudadanos no tenemos a disposición ese tipo de canales.

Miguel Ángel Porrúa

Librero, editor, empresario e intelectual muy reconocido en México. Creó el Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa que actualmente tiene sus propios talleres y cuenta con más de 1,500 títulos publicados de diversos temas, especialmente artes, humanidades y ciencias sociales.

TV: Quisiera que me contaras, desde tu perspectiva ciudadana ¿cómo le puede hacer un ciudadano mexicano para participar en política?

MAP: Creo que habría que partir de la base de que lo primero que tiene que hacer un ciudadano para participar en política es ser sensato, lo que debe tener es sensatez. Después, debe tener el uso de la responsabilidad muy agudo y empaparse un poco de nuestra historia, de tal manera que pueda actuar siempre con una identidad y por el bien de México, buscando los intereses nacionales, de nuestra misma industria, como mexicanos, en fin, procurar siempre el bien del pueblo. Es lo primero que tendría que hacer un joven para poder incursionar en la política.

TV: ¿Quiere decir que como ciudadano solamente puedes participar por medio de los partidos o hay otras formas de participación ciudadana que te permitirían incidir en la política?

MAP: Obviamente que hay otras formas de participación ciudadana, hay muchas ONG’s, hay muchos institutos políticos, fundaciones que se están abriendo para dar la posibilidad de participar. Estas fundaciones, que incluso están contempladas dentro del mismo Código Federal Electoral, dan cabida a la gente que quiera participar y que realmente no encuentre, en lo que están ofreciendo los partidos políticos diversos, ninguna opción conveniente a su forma de pensar.

TV: ¿Tú cómo participas en política?

MAP: Primero haciendo libros, dando cultura. Tratando de darle al pueblo el conocimiento a través de los libros que requiere, sembrando identidad. Y finalmente, estoy muy cercano al Partido Revolucionario Institucional, personalmente, no mi negocio, la editorial tiene que ser totalmente plural, abierta, tiene que ser con una cara muy plural porque es la casa de todo el pueblo, porque aquí se ven todas las opiniones que puedan ser bienvenidas siempre y cuando estén desarrolladas desde un punto de vista académico. Lo que no se valen son los amarillismos, no se valen las críticas banales y absurdas, hay que poder participar en política y verter opiniones siempre y cuando se tenga un punto de vista sensato, que era lo primero que te mencionaba yo, y debe de estar apoyado académicamente para poder debatir, que es lo que nos hace falta: elevar el nivel del debate. ¿Y cómo podemos elevar el nivel del debate en México?, a base de conocimiento.

TV: ¿Tú participas en alguna organización ciudadana, en alguna ONG o estás en alguna asociación o fundación?

MAP: Estamos en la Fundación Cambio XXI, yo fui uno de los miembros fundadores, ahora se llama la Fundación Colosio. Se inició como un instituto político y lo que se hace ahí es acercar el conocimiento, funciona como un pequeño colegio académico que trata de adentrar el conocimiento hacia todas las entidades federativas y ser un apoyo para el partido al que representa.

Ciudadanos ante las Urnas ¿ZOON POLITIKON?

Ciudadanos ante las Urnas ¿ZOON POLITIKON?
"La ignorancia nos entrega al primero que pasa; la indigencia al más poderoso". Simón Rodríguez maestro de Simón Bolívar.

Los antiguos griegos llamaron idiote, idiota, al que no se interesaba por los asuntos públicos y no participaba en la política, pues sólo un idiota no se percataría de que la política nos concierne y afecta a todos. Desde entonces, el ideal de la democracia es un pueblo interesado en la política que rechaza la apatía y el abstencionismo. Queremos seguir viendo en el ser humano el to zoon politikon, el animal político de Aristóteles, que por naturaleza participa activamente en la vida pública a pesar de la manifiesta indiferencia y desinformación del ciudadano común.

Queremos seguir viendo en el ser humano el to zoon politikon, el animal político de Aristóteles, que por naturaleza participa activamente en la vida pública a pesar de la manifiesta indiferencia y desinformación del ciudadano común.

Se continúa pensando como Rodrigo Borja que "la democracia es la conjugación del verbo participar en todos sus modos, tiempos, números y personas". Está viva la aspiración de que los ciudadanos estén atentos al desarrollo de la vida política, se informen sobre los acontecimientos, estén al tanto de las principales cuestiones y sean capaces de elegir racionalmente entre las diversas opciones que se proponen y de comprometerse en su realización.

Desgraciadamente, muy pocas personas actúan de este modo. La realidad es otra: la militancia en los partidos u otras organizaciones políticas es limitada y la mayoría ciudadana se muestra más interesada en sus asuntos privados, en las competencias deportivas y en los espectáculos que en la política.

La participación política incluye distintas conductas: atender a la información política, votar en las elecciones, ser miembro de un partido político, aportar fondos a causas políticas, realizar tareas de campaña, intervenir en algún movimiento social o formar parte de algún grupo de presión; desempeñar algún cargo político, o tomar parte en análisis y discusiones ya sea en el hogar o en el trabajo; asistir a manifestaciones y mítines o ser parte de motines, plantones, marchas, huelgas de hambre, etc.

Los niveles educativo, socioeconómico y cultural de las personas son determinantes de la participación política. A mayor nivel de educación, ingreso y status social de la gente, mayor participación política: se acude más a las urnas, se afilia más a las agrupaciones, se tiene mayor influencia política y de un modo u otro se interviene más activamente en los procesos políticos.

En contraste, los pobres, los que tienen educación limitada y menor status socioeconómico es menos probable que sean políticamente activos, ya que sienten que no tienen poder para hacerse escuchar y por tanto, será muy poco lo que puedan conseguir. Cuando participan es probable que lo hagan estimulados por la propaganda electoral televisiva, el clientelismo, el corporativismo, regalos o compra de votos. La participación sin poder es característica de los marginados. En México existen 54 millones de pobres y la escolaridad es de 7.7 años en promedio.

Quienes participan en política, no lo hacen de la misma manera y con igual intensidad. La participación lo mismo puede ser completamente racional, abierta, partidista, sistemática y comprometida, que sólo ser fruto de las circunstancias y emociones del momento. Además, toda participación requiere de ciertas habilidades de comunicación y tiene costos para la gente, desde tiempo, dinero u otros recursos, hasta el riesgo de perder el empleo, la libertad o la vida.

Las instituciones y tradiciones políticas alientan o inhiben la participación. Una cultura política democrática la fomenta, en tanto que la autoritaria la desalienta. Quienes provienen de familias donde la política tiene importancia tienden a una mayor participación, al igual que quienes son miembros de organizaciones vinculadas con la política y quienes conviven entre gente que tiene contactos con personas o ambientes más politizados. Asimismo, la existencia de partidos fuertes por su membresía y de medios masivos libres, críticos e independientes pueden estimular la participación.

La situación política prevaleciente también puede afectar los niveles de participación: las crisis económicas o políticas, el resultado incierto de elecciones futuras o la inminencia de decisiones políticas importantes, despiertan la inquietud y el interés de la población por involucrarse en la política, como sucedió en los Estados Unidos durante las elecciones presidenciales de 2004.

PARTICIPACION ELECTORAL
Votar es la única forma de participación política para la mayoría de la gente, pero en todos los países esta participación es baja, no es práctica habitual de por lo menos uno de cada tres ciudadanos a nivel mundial. En México, la participación general en las elecciones presidenciales del 2000 fue del 63.97%. En las elecciones intermedias de 2003 fue de sólo 41.67%.

En general, los individuos que más votan son aquellos cuyos intereses están más fuertemente influenciados por las políticas gubernamentales, que tienen acceso a la información que trata de esos intereses, que se exponen a diversas presiones sociales para que sufraguen y que no se ven forzados por diferentes partidos para que voten a su favor. Estos individuos, generalmente, pertenecen a los estratos más altos de la sociedad y se encuentran entre los 25 y 55 años de edad.

En particular, entre más involucrada esté una persona en la política, más votará. Así votan en mayor proporción los ciudadanos afiliados a un partido que los electores libres e independientes. En las elecciones presidenciales se vota más que en las locales. Cuando no coinciden las elecciones locales con las presidenciales se vota menos porque las campañas presidenciales interesan más y despliegan más propaganda que promueve el voto. Si el triunfo electoral es muy reñido aumenta la votación porque los candidatos hacen una campaña más intensa, aumenta la cobertura de la prensa y crece el interés del elector. La calidad de los candidatos y las propuestas de los mismos, así como la calidad e intensidad de las propias campañas, pueden elevar o disminuir la votación. Otros factores pueden afectar la votación, como el clima (si llueve disminuye, por ejemplo), el día (si es puente, etc.) y los eventos que concurren con los comicios (fútbol, etc.).

ANTE LAS URNAS
Ante las urnas, el elector tiene cinco opciones de comportamiento: votar correctamente, entregar la boleta en blanco, votar con error, invalidar intencionalmente la boleta con anotaciones o tachaduras que expresen rechazo, o abstenerse.

Al votar correctamente, el elector basa su decisión en complejas motivaciones, como su militancia o simpatía hacia un partido, el carisma de un candidato, las promesas de campaña, los logros o fracasos del gobierno o sólo por estar del lado del ganador.

Voto duro

Es el voto emitido por quienes son militantes o simpatizantes permanentes de un partido político, y que lo apoyan en las urnas independientemente de los candidatos y de los programas que ofrezca al electorado, o de la situación por la que atraviese el país, porque sienten una gran identificación partidista. Este tipo de voto es la base electoral, el apoyo más importante de los partidos y les proporciona estabilidad, al igual que al sistema político.

Pero la creciente despolitización de la época actual que limita la participación política a las elecciones, tiende a disminuir la identificación partidista y por lo tanto, el voto duro.

Voto diferenciado

No todos votan por todos los candidatos de su partido, algunos escinden su voto entre otros candidatos. En las elecciones del 2000, 1,773,488 electores votaron por Fox, pero no por los candidatos a senador de su Alianza para el Cambio y al revés, no votaron por los candidatos presidenciales del PRI (Labastida) y de la Alianza por México (Cárdenas) pero sí por sus senadores (131,393 y 773,404 electores respectivamente).

Voto blando

Es el voto que se emite conforme a las circunstancias de cada elección: candidatos, propuestas y campañas de los mismos, desempeño del gobierno, situación económica, etc., que no es fiel a un determinado partido. Es un voto inestable, opuesto al voto duro, que puede cambiar de una elección a otra.

El voto blando es el objetivo de las campañas electorales por su plasticidad, dado que puede ser persuadido o disuadido. Candidatos carismáticos, propuestas atractivas, propaganda impactante, campaña negativa inteligente, etc., pueden decidir la victoria cuando el voto duro no es suficiente para que gane a priori un determinado partido.

Entre el voto blando, destaca el voto de castigo que expresa el desagrado del elector con la situación presente. Lichtman (The Keys to the White House) dice que las elecciones en Estados Unidos son un referéndum respecto a la actuación del partido que ocupa la Casa Blanca, el cual se mantiene en el poder cuando la gente está satisfecha con su desempeño y no existen otros factores que puedan motivar que el elector vote por su relevo.

El resultado de las elecciones del 2000 fue un voto de castigo al PRI, que había gobernado durante setenta años con un gran consenso aunque sin democracia. El viraje al neoliberalismo, los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu, las matanzas de Acteal y Aguas Blancas, "el error de diciembre", el rescate bancario, son algunos hechos que indujeron a votar en contra del PRI.

También es importante el voto táctico o útil que es votar por el candidato con más posibilidades de triunfar, que el preferido en primera instancia pero que será derrotado. En México, Poiré (Un modelo sofisticado de decisión electoral racional) estimó en 9% el voto táctico en las elecciones de 1997. En las elecciones del 2000, Vicente Fox pidió a los electores su "voto útil" para "sacar al PRI de Los Pinos". Por el reducido margen de victoria (6.42%) y la importante disminución de votos a favor del PRD y aliados, se piensa que el "voto útil" de los electores hastiados del PRI contribuyó relevantemente al triunfo de Fox.

ABSTENCIONISMO E INCAPACIDAD DE LOS PARTIDOS
El abstencionismo revela la existencia de ciudadanos para los cuales carece de significación el sistema político y que eventualmente pueden constituir una masa manipulable por demagogos y taumaturgos, sobre todo, en épocas de crisis. Por eso se ha considerado una disfunción del sistema democrático y un indicador de despolitización y de integración política insuficiente. Para abatir el abstencionismo se facilita el registro de electores y la emisión de su voto, y los órganos electorales realizan campañas para promover la inscripción en los padrones y la asistencia a las urnas. Asimismo, en algunos países existe el voto obligatorio con alguna sanción para quien incumpla, aunque haya quien sostenga que la abstención es un derecho similar al de votar.

En México, en el proceso electoral de 1994, hubo el menor índice de abstención (24.15%). En los comicios del 2000 el abstencionismo fue de 36.03%. En las elecciones de 2003 llegó al 58.33%. En las elecciones locales se observan índices similares.

Una variante es el abstencionismo "cívico" o "activo" que es cuando el elector deposita en la urna la boleta en blanco o anulada. El abstencionismo activo llega a ser importante como en Argentina, cuando en las elecciones de 2001 se emitieron millones de votos en blanco y anulados; “esos 4 millones de ciudadanos fueron a apoyar a la democracia, pero seguramente no a esta clase política". En México en las elecciones de 2003, el 3.36% de los electores anularon su voto y el 0.6% votó por candidatos no registrados.

El problema para la democracia es que una primera fuente del abstencionismo radica en el hecho mismo de que la agenda de la elección no es puesta por el elector, que tampoco escoge a los candidatos ni las propuestas que plantean, por lo que los ofrecimientos no necesariamente concuerdan con lo que le interesa; además el elector sabe que no existe una conexión directa entre su voto individual y los resultados de la elección, pues su voto es sólo uno entre millones. Así, la primera explicación del abstencionismo son las propias elecciones y la incapacidad de los partidos para satisfacer los intereses del elector con buenos candidatos y propuestas, así como la inhabilidad de las campañas para levantar el entusiasmo del electorado. En México, basta ver el gran abstencionismo registrado en las últimas elecciones federales y locales para ilustrar esta incapacidad de los partidos, pese a su enorme derroche de recursos en propaganda televisiva y de toda índole.
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Autor: Mario Martinez Silva. Investigador del INEP. mmartinez@inep.org

LA DEMOCRATIZACIÓN Y LA POLÍTICA EN MÉXICO

LA DEMOCRATIZACIÓN Y LA POLÍTICA EN MÉXICO: NUESTRO ROL Y RESPONSABILIDAD
La Fundación Konrad Adenauer comprometida con el fomento de organizaciones políticas, económicas, sociales y culturales, con el fortalecimiento de estructuras democráticas y con el aumento de la participación política de los ciudadanos realizó conjuntamente con el Centro Nacional de Promoción Social, A.C (CENPROS), el pasado jueves 18 de Junio el foro “La Democratización y la Política en México: nuestro rol y responsabilidad”.

La inauguración del foro estuvo a cargo del Lic. José Merced González, Director General de CENPROS y de la Lic. Soledad Murgan, Coordinadora de Proyectos de la Fundación Konrad Adenauer en México. El Lic. González hizo mucho énfasis en la responsabilidad y el rol de cada uno de nosotros respecto a la política y subrayó que todos y cada uno de nosotros debemos ser lo más activo posibles en nuestro entorno. También destacó que en México existe hoy una crisis de credibilidad en la política, en las instituciones, en los partidos políticos y en los políticos. La Lic. Murgan recordó que la política es un arte, la cual se ha desvirtuado lamentablemente, debido a nosotros los seres humanos, pero que sigue siendo un arte y como tal debemos trabajar para que todos seamos responsables y nos involucremos no solo en la política electoral sino en todos los órdenes de la misma. Además, resaltó la importancia de la participación política y de la participación ciudadana como eje fundamental para el fortalecimiento de las instituciones y para construir una sociedad más segura y justa.

Durante el foro los ponentes expresaron que actualmente en México no existen canales adecuados de diálogo entre los ciudadanos y las instituciones políticas. Pero que de todas formas, las instituciones claves para dicho diálogo siguen siendo los partidos políticos, los cuales tienen la obligación de articular propuestas no sólo electorales sino también desarrollar políticas públicas eficientes y necesarias. Además, se recalcó que la democracia en México se caracteriza por la desigualdad y la pobreza, los ciudadanos se concentran en buscar como satisfacer sus necesidades básicas y no tanto en su rol como ciudadanos frente a la sociedad o en las organizaciones. Por otro lado, se cuestionó el modelo económico y social de México y cuánto se debe invertir en educación, ya que es el eje de crecimiento y desarrollo de una sociedad. Varios ponentes subrayaron que México necesita un desarrollo integral pero que los actores deben tener consciencia de su rol principal como ciudadanos.

Algunas soluciones para que México salga de las crisis fueron presentadas por el Dr. Tulio Vázquez, Consejero de Sociedad en Movimiento, quien expresó que las Pymes y micro empresas deben ser el eje articulador del crecimiento económico del país ya que representan el 80% de las organizaciones empresariales de México, dijo. También resaltó que se deben tomar decisiones para fortalecer la estabilidad del empleo en el país. Recordó que aún está pendiente una reforma fiscal, educativa y laboral. Finalmente, lamento la incapacidad de generación de políticas públicas que existe hoy en México y reclamó más participación de los ciudadanos como sociedad.

La clausura del evento estuvo a cargo del Dr. Frank Priess, Representante de la Fundación Konrad Adenauer en México, quién resaltó la importancia de los partidos políticos para el sistema democrático, dijo que son el eje principal de articulación con la sociedad y recordó las malas experiencias de los países en los que han desaparecido los mismos. También expresó que en momentos de crisis se ha visto el renacimiento de los sectores sindicales ya que no solo dan responsabilidad sino que también la reciben, por eso resaltó la importancia y necesidad de una reforma sindical y de cooperativas en México. En una economía social de mercado no sólo se requiere una fuerte representación de los empresarios sino que también el rol de los trabajadores es fundamental, dijo.

Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas

Jorge Ramos
El Universal
Sábado 18 de abril de 2009
jorge.ramos@eluniversal.com.mx
Del total de mexicanos que participaron en la Cuarta Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, elaborada por la Secretaría de Gobernación (Segob), 66% cree que las elecciones en México “no son limpias”.

En el preludio de la elección federal del próximo 5 de julio para renovar la Cámara de Diputados se dio a conocer que partidos políticos, diputados y senadores tienen bajos niveles de confianza.

El 71% confía algo o mucho en el Instituto Federal Electoral, 66% no considera que las elecciones en México sean limpias.

El 9% de los mexicanos están “altamente interesados” en la actividad política de México y 52% se dijo poco o nada satisfecho con la actual democracia en México.

Y 55% de las personas señaló estar de acuerdo con que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno y 59% dijo no estar de acuerdo con sacrificar algunas libertades de expresión a cambio de vivir sin presiones económicas.

El porcentaje de encuestados que dijo tener mucha confianza en la Iglesia fue de 42%, en el Ejército mexicano de 38%; en el IFE de 31 %, los maestros de 25.8%, el gobernador o jefe de gobierno del DF de 19.7%, en el Presidente de la República 18.8%, los medios de comunicación 13.3%, en la Cámara de Diputados de 8%, en la Cámara de Senadores de 7%, en los sindicatos 5.1%, los empresarios de 4.7%, y en los partidos políticos de 3.9%.

La confianza en los presidentes municipales y jefes delegacionales del DF es mucha para 12% y nada para 25%.

Los medios de comunicación tampoco salen bien librados en confianza: 13.3% les tiene mucha, 36.4% algo, 33% poca y 12.4% nada.

La encuesta muestra que el 53% de los consultados cree que comparado con el sexenio de Vicente Fox, con Felipe Calderón, quien como candidato tuvo como eslogan que sería el “presidente del empleo”, creen que tienen menos oportunidades de tener empleo, 23% dice que son las mismas y 20.2% que tiene más oportunidades.

Sin embargo, el 20.4% “aprueba mucho” la forma como el presidente Felipe Calderón realiza su trabajo, el 44% aprueba algo y un 9% “desaprueba mucho”, mientras que los gobernadores y el jefe de gobierno revelan porcentajes de 19, 43 y 10% en el mismo orden.

En cambio, diputados locales y federales así como senadores tienen promedios de “mucha aprobación” de 6%, contra un promedio de 30% que les “aprueba algo y 25% que los desaprueba mucho.

La cuarta encuesta fue levantada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEG) del 3 al 28 de noviembre de 2008; las anteriores fueron aplicadas en 2001, 2003 y 2005.

El cuestionario constó de 76 preguntas y se realizaron 4 mil 383 entrevistas en vivienda a personas de 18 años o más de las 31 entidades federativas y el Distrito Federal.

La Secretaría de Gobernación consideró en un comunicado que los resultados emanados de la encuesta combinan “elementos alentadores, inercias pesadas y retos significativos”, pero revelan la “disposición a mirar la realidad de frente”.

"MEXICANOS":

HABLÓ EL AGUILA DEL ESCUDO.

"MEXICANOS":

Hoy quiero decirte que estoy hasta la madre de escuchar tus mismas quejas y lloriqueos desde hace doscientos años: que si los españoles nos conquistaron, que si los gringos nos invadieron, que si Porfirio Diaz fue un dictador y Salinas un ladrón.

Quiero decirte que estoy hasta la madre de tus inútiles manifestaciones donde no logras nada y solo perjudicas a los demás, que estoy hasta la madre de que siempre quieres vivir del Gobierno y que éste te mantenga, te baje precios, te dé luz, Agua y tierra, todo lo quieres en la boca. Ah, pero eso sí, te encanta colgarte de la luz con tu "diablito" para no pagarla, te encanta robarte el cable de tu vecino, darle mordidas a los policías para no pagar la multa y te encanta evadir impuestos.

Estoy hasta la madre de tu frasecita “la tierra es de quien la trabaja” ¿Para qué? De todas formas acabas emigrando al otro lado donde la tierra no es de quien la trabaja. Allá la tierra le pertenece a quien tiene el capital para trabajarla, pero eso es algo que tu, en tu ignorancia nunca vas a entender.

Gente como los judíos y los españoles que vienen de afuera igual de jodidos que tú se ponen a trabajar juntos, no pisándose unos a otros, vienen a hacer negocios, no a humillarse ellos mismos haciendo el trabajo sucio que tú no quisieras hacer. Dices que los mexicanos somos chingones porque les hacemos el trabajo pesado a los gringos y que ellos son flojonazos... yo creo más bien que son demasiado listos. Cuántos mexicanos han llegado a ser empresarios en Estados Unidos y otros paises? son solo algunos que superan todos los obstaculos, se preparar y se esfuerzan al maximo!!...Por qué la gente de otros países tiene fama de comerciantes, de empresarios o hasta de usureros? Y nosotros? tenemos fama de carpinteros, plomeros y jardineros. Te valoras tan poco que no crees ser capaz de tener un empleo de otro nivel? Los árabes y asiáticos llegan a ese país muchas veces igual que tú, sin hablar el idioma ni conocer a nadie y terminan por lo menos siendo dueños de sus propios negocios.

Estoy hasta la madre de que te sientas orgulloso de tu PEMEX creyendo que el petróleo es tuyo si la gasolina la traes del extranjero. Estoy realmente cansado de ver como te haces la victima para todo y entre mas jodido estés, en vez de pelear para salir del hoyo mas te haces la víctima y el ofendido.

Otra cosita, ¿En serio crees que la situación y futuro del país esta en manos de quien lo gobierne? me lleva la chingada, por eso no avanzamos MEXICO ERES TÚ, no el gobierno!!!

Ni los pendejos incompetentes del PAN, ni los mentirosos arrastramasas populistas del PRD y mucho menos los rateros y metirosos del PRI, harán que tu vida sea mejor, ninguno de estos políticos será un buen gobierno para nuestro país, quienes mejor pueden sacarlo adelante son ustedes raza, ciudadanos normales pero con los pantalones suficientes para pelear por los sueños del pueblo mexicano.

Me da lastima verte como dices que la riqueza en México no se Distribuye bien, !!La riqueza no se distribuye, cabrón!!, se gana con trabajo e inteligencia ¿o que, no puedes?

Trabaja con entusiasmo, deja de hacer las cosas a medias... pero sobre todo ESTUDIA. LEE!! no te quedes con el contenido digerido que te dan en la televisión, investiga.. Los chinos van para arriba como potencia no porque sean muchos, sino porque ESTUDIAN, 8 de cada 10 profesionistas son ingenieros que desarrollarán tecnología. Los japoneses no tienen petróleo ni recursos naturales más que cultivos de arroz, cerezas y mucho mar pero están años más avanzados que nosotros porque importan materias primas que transforman en teléfonos celulares, autos, computadoras, etc. Porque a pesar de estar geográficamente enmedio de la nada están sumamente preparados!

"Cada pueblo tiene el gobierno que se merece". Piénsalo pero no dos veces, que no es tan difícil, gente chingona hace gobiernos chingones, no al revés.

Empieza a cambiar México hoy, apaga tu telenovela o el mediocre fútbol y lee un libro... o te da hueva? entonces no te quejes...

Ayuda a quien tengas al lado en lugar de meterle el pie, fíjate primero en tus propios actos antes que en los de los demás.

Atentamente,

"El Águila de tu Bandera "

(Versión extraída de la Web).

El tornero que Quiso Pudo y Gobernar

Víctor Manuel Carreto Pacheco El 12 de octubre a las 14:23 Responder
El tornero que Quiso Pudo y gobernar.
Por el Dr. Víctor Manuel Carreto Pacheco.

Haciendo un paralelismo en el título del presente con la magnífica película de 1975 "The Man Who Would Be King" maltraducida como casi siempre al castellano como "El Hombre Que Pudo reinar" Con las super, superestrellas Sean Connery, Michael Caine y Christopher Plummer, dirigidos por el super, superdirector John Houston (le pongo el doble prefijo "super" a las estrellas y el director Partiendo de la base de que vivimos en un desierto cinematográfico de refritos y producciones chafas), quiero referirme a Brasil, y en su Especial A Indiscutible líder, el obrero del Torno, Luiz Inácio Lula da Silva, quien hoy por hoy es uno de los referentes internacionales más populares, por sus acciones y sus resultados. Según Newsweek es el 18 º hombre más influyente del mundo. En un planeta con 6.000 millones de habitantes, no está mal, nada mal.

"Lula" Para los amigos y admiradores, Escasa Tuvo una educación formal, aprendiendo a leer hasta los diez años. Fue su primer trabajo como aseador de calzado. Con doce años de edad, Lula Fue contratado en una tintorería y ocuparía Después las profesiones de mecánico y auxiliar de oficina. Lula consiguió una beca en un curso de tornero mecánico en el SENAI, organización brasileña de enseñanza industrial, para educarse como metalúrgico. En 1969 Fue elegido dirigente del Sindicato de los Metalúrgicos de São Bernardo do Campo, y es justo en ese punto donde comienza su Participación activa en la política brasileña.

Después Treinta y cuatro años, asumió la presidencia de Brasil en 2003 tras ganar las elecciones el alcalde con el número de votos de la historia democrática brasileña (52,4 millones de votos) Alcanzando el 61% de los sufragios. En su discurso de toma de posesión, Lula declaro con lágrimas en los ojos: "Yo, que tantas veces fui Durante Acusado de no Tener un título universitario, consigo mi primer diploma, el título de Presidente de la República de mi pais ... .. "..

En un discurso pronunciado por hace unos días ante las máximas Autoridades de Puebla, Municipio y Estado, antes de conocer la sede en el 2016 de los Juegos Olímpicos, hice referencia a la solvencia que este hombre tiene, Partiendo de la base de las metas obtenidas -- Y las que faltan. En efecto, Lula, ese otroramente ninguneado obrero del Torno, ha logrado Situar un su país como una potencia-no-solo un país emergente en el concierto internacional.

Brasil es el primer país en salir de la crisis económica internacional y su recesión en América Latina, tiene el record en Creación de empleos reales: tan solo en agosto de este año se crearon 242.000 empleos y en el período de enero a agosto del mismo año 680.000. Este si es un presidente del empleo. En 2010 cuando termine su mandato, habrá 1.000.000 nuevas casas de tipo popular y si esto no fuera Suficiente, su la bolsa brasileña ha alcanzado sus máximos históricos y las líneas de crédito han sido reestablecidas por parte de los actores económicos internacionales por su excelente desempeño y muy promisorio futuro.

La figura histórica de Lula sigue creciendo por los anteriores rubros mencionados, pero desde mi perspectiva También por lo que Logro imposible según los Adoradores fanáticos e integristas de Adam Smith: Logro fundir-nunca mejor dicho Viniendo de un obrero metalúrgico-en un proyecto nacional, El crecimiento económico, el desarrollo y la justicia social.

Viendo el ejemplo brasileño, no nos queda más que Reconocer la hiriente mediocridad del "gobierno" de Calderón y sobretodo, la falta de reconocimiento del Hecho de que este caos y SINRAZÓN Fueron Provocados por el idiota no funcional de Fox y proseguidos por su sucesor.

Hasta hace unos años, Brasil era muy inferior a México, tanto en calidad de vida, como en los más básicos indicadores económicos y sociales. Hoy les vemos con una mezcla de admiración y tristeza: si ellos pudieron, nosotros no. El desarrollo de Brasil realmente Comenzó con la caída de los gorilas que prosiguieron A UNA monarquía, igual de corrupta e indigna ilegítima que todas, es decir, con la democracia.

Curioso, la falta de timonel mexicano y la peor crisis económica, política y social de la historia, hace que los "encargados" de manejar el estado y el país, traten de difuminar su responsabilidad directa Diciendo que la crisis vino de fuera, que las Naciones Unidas hombre solo no puede, y mamarrachadas parecidas.

Todos Sale El Sol para, y los presidentes de gobierno de las repúblicas y / o monarquías-las que quedan, son responsables de lo que sucede en su entorno político-administrativo. Los gritos chillones que Tratan de Distribuir la culpa Deben ser obviados: Aún Cuando se afirma que la Presidencia de la República Mexicana ha sido Devaluada y menos que tiene poder en el pasado, Debemos Reconocer que su titular es hoy por hoy la persona con más poder e influencia en el País. Es por eso, que la responsabilidad es única e indivisible, ya que pensar por ejemplo que un presidente municipal o un gobernador No tienen responsabilidad en su respectivo municipio o estado, suena bizarro y aterrador.

Por si no fuera Suficiente el papel histórico, repito, del tornero Lula da Silva, él y su proceder magnífico, Logro Obtener para su país la sede del Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016. En la cumbre entre la Unión Europea que Brasil y justo ayer se celebro en Estocolmo, el defensor Ambas partes acordaron una postura común en la Cumbre contra el Cambio Climático de Copenhague en diciembre. Es la primera vez que la UE, que nombro a Brasil socio estratégico en 2007, forma una alianza de este tipo con un país-potencia emergente.

La influencia de Lula no solo se circunscribe al entorno del Comité Olímpico Internacional (lo que pasó mr. Obama?) O la FIFA, sino que Abarca a todo el orbe, como ya lo mencionábamos anteriormente. Desde 2000, las Exportaciones europeas al gigante americano crecieron un 56%, pero Las importaciones casi se duplicaron, según datos de Eurostat. La UE es socio el alcalde de El Comercial de Brasil, representando un 22,5% de exportaciones del SUS. El texto de conclusiones acordado ayer incluye el compromiso de relanzar la Ronda de Doha, estancadas las negociaciones internacionales para liberar el comercio. La figura de Lula También ha impresionado al primer ministro belga, Herman Van Rompuy: "Brasil ha confirmado su entrada en el pelotón del liderazgo mundial".

Mientras, acá el "gobierno" Piensa en Disponer para hoy, de los famélicos recursos jubilatorios de los obreros captados en las AFORES, enmedio del ensangrentado panorama, elevando los impuestos criminalmente, simple y sencillamente, Para cubrir el monumental hoyo en las finanzas públicas federales Producto del no menos criminal y dispendio saqueo foxista y calderonista.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Quién Tuviera a Lula de presidente ... ... ... .!!!!!!!!!!!